Dar las gracias es el acto más noble y sencillo de reconocer al otro. Es darle visibilidad, es agradecer lo que es y lo que hace. No lo olvidemos y practiquemos este buen ejercicio a diario.
Fue Cervantes, preso de rejas y de ingratos, místico a su pesar, quien en «El Quijote» expresó con luminosidad la concepción más completa del arte del desagradecido:
«No hay nada peor en la vida que la gente desagradecida”, seguro que has oído mil veces esta frase de tu madre, padre, abuelo, abuela…
Agradecer aporta beneficios a nuestra vida. Traducir nuestro reconocimiento en una palabra o una atención en particular mejora no solamente nuestras relaciones sociales, sino que también contribuye a nuestro bienestar tanto psicológico como físico, pero hay quienes por razones de crianza, educación o personalidad marcada, no lo son.
Sin embargo, algunas personas no comparten esta perspectiva. Se trata de personas que podríamos calificar como ingratas porque no reconocen ni valoran lo que los demás hacen por ellas.
¿Qué es ser una persona desagradecida?
El desagradecid@ asume sin ningún tipo de reparo que los demás están un poco a su servicio y que la ayuda les debe llegar “porque sí”.
Hay personas que no dan las gracias, que son incapaces de tener un mínimo gesto de cortesía, amabilidad o incluso respeto hacia quienes se esfuerzan por ellas. Es más, en ocasiones hasta llegan a respondernos con quejas porque se sienten insatisfechas.
¿Por qué hay personas que no dan las gracias?
No necesitamos que los demás se muestren agradecidos con nosotros a cada instante. Sin embargo, sí esperamos ciertos gestos de cortesía, o al menos, una actitud amable ante nuestros esfuerzos o concesiones. Por desgracia, hay perfiles que por muy diversas razones son incapaces de llevar a cabo este tipo señales sociales.
Todos conocemos algún caso. Es más, resulta curioso que este tipo de comportamiento, lejos de ser aislado, se vea con cierta frecuencia.
Son situaciones que nos suelen dejar en una posición tan incómoda como dolorosa. Esto es así porque a menudo, sin necesidad de esperar un efusivo “gracias”, nos encontramos con alguien que no se siente satisfecho ante nuestro gesto. Aún más, pueden incluso dar por sentado que has hecho ese esfuerzo o sacrificio porque era lo que se esperaba de ti. Era tu obligación.
Este tipo de dinámicas en nuestras relaciones generan a menudo cierto sentimiento de culpabilidad. Nos preguntamos aquello de “¿pero por qué habré sido tan ingenuo como para haber hecho esto por esta persona?”. Bien, es necesario que escampemos esta sensación de culpa para entender algo muy sencillo: el problema está en ellos. La ingratitud tiene una serie de orígenes psicológicos muy concretos.
Personas que no dan las gracias, ¿cómo son?.
Algunas manifestaciones de la gente desagradecidas: tienen poca empatía con los demás; se creen el centro del mundo; piensan que los demás tienen que “servirles” para algo en un sentido utilitario de las personas; suelen ser envidiosos; les cuesta expresar lo que verdaderamente les pasa.
Quien no agradece (porque no quiere o no sabe) de alguna manera invalida o lastra el valor de los esfuerzos y gestos positivos de los demás. Y algo así crea impacto. Poco a poco acaban recibiendo lo que ellos mismos proyectan: desconfianza y hostilidad. Sin embargo, ¿por qué lo hacen? ¿Qué hay detrás de las personas que no dan las gracias?
¿Por qué cuesta tanto agradecer?
La humildad nos puede genera una sensación de inferioridad. Reconocer que necesitamos de los demás es primordial.
¿Qué ganamos psicológicamente al ser agradecid@s?
Ser agradecid@ nos pone en una posición en la que reconocemos nuestra sensibilidad, es decir nuestra debilidad. Mostrándonos tal cual somos, fortaleciendo las relaciones interpersonales.
¿Qué hacer con personas malagradecidas?
Lo mejor que puedes hacer es hacerles ver su falta de una manera cordial y diálogo, sin embargo su presencia en repetitivas ocasiones puede causarte inconvenientes, si afecta tu paz y tranquilidad, aléjate de ellas.
Fuentes;
La mente es maravillosa.
Vibra.
DanielColombo.com.
El blog de Aliett Vallés.
RINCÓN DE LA PSICOLOGÍA.
Centro Virtual Cervantes.
Una simple palabra que encierra tantas bondades y trae tantos beneficios, deberíamos de utilizarla con mucha frecuencia, además que se siente tan bien decirla… Me ha encantado, además de que invitas a la reflexión que tanta falta nos hace.
Muchas gracas David por el recordatorio.
Lindo y bendecido día.
Un abrazo.
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Gracias Elvira por leer y dar tu opinión. Últimamente, quizás ya durante el COVID, y ahora en medio de esta crisis mundial, a una chispa de prender la mecha de una guerra a gran escala, por desgracia veo y palpo más el egoismo e indiferencia del ser humano.
El ser «normal» es ahora lo «anormal» y hacer el bien o pensar en los demás, va perdiendo valor y por ende, va minando la motivación (intrínseca) por parte de quien lo hace. Incluso te replanteas si eres tú el culpable.
Que tengas un bonito descanso 🌄
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Buenos días David.
Me da tanto gusto leer tu comentario, por favor no te sientas decepcionado.
Eres un gran ser humano, eso es claro, ánimo compañero. La fe mueve montañas y en la energía con la cual vibramos es lo que atraemos…
Gracias por compartir y por tu apoyo.
Feliz día 🙏☕🥞🍀
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GRACIAS Elvira por tener esa apreciación. Lo intento al menos. También pienso lo mismo de tí.
Que tengas un bendecido domingo.
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Siempre con gusto, gracias a ti David.
Tu puedes compañero, ánimo.
Eres muy gentil.🙏
Lindo y bendecido domingo también.
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